Una tumba antropomorfa en Peraltilla

Corrían los años de la década de 1960/1970 cuando el Dr. Cardús, escribió una monografía sobre el pueblo de  Almerge, especulando que podía tratarse de un asentamiento o pueblo Ibérico.

Con mi amigo el Dr. D. Antonio Plana, médico de Abiego, nos dio la manía de visitar algunos yacimientos antiguos situados a orillas del barranco de la Clamor, en el Valle de Alfeche: Almerge,  Fornillos y otros, y creímos que efectivamente podían ser asentamientos Ibéricos, y que debía haber más yacimientos que se desconocían o ignoraban.
Mi pariente y amigo José Riverola Sanz, un día del año 2010, en una de nuestras charlas sobre cosas antiguas y de historia, me dijo que en unos peñones cercanos al pueblo había una tumba excavada sobre uno de los peñones, pero no podía decirme con exactitud en cuál de ellos.

El Día 18 de agosto de 2010 a las diez de la mañana con un sol abrasador, partí del pueblo atravesando unos campos y la carretera de Peraltilla-Azara.

Al llegar al lugar indicado me encontré con tres cadenas o sierras de peñones que en dirección Sur-Norte, una a mi izquierda  (occidental), otra en el centro y la otra a mi derecha (oriental). Las cadenas o sierras de peñones estaban separadas por eriales llenos de arbustos, aliagas, carrasquizos y otros matojos que dificultaban el deambular por ellos.

 

Corrían los años de la década de 1960/1970 cuando el Dr. Cardús, escribió una monografía sobre el pueblo de  Almerge, especulando que podía tratarse de un asentamiento o pueblo Ibérico.
Con mi amigo el Dr. D. Antonio Plana, médico de Abiego, nos dio la manía de visitar algunos yacimientos antiguos situados a orillas del barranco de la Clamor, en el Valle de Alfeche: Almerge,  Fornillos y otros, y creímos que efectivamente podían ser asentamientos Ibéricos, y que debía haber más yacimientos que se desconocían o ignoraban.
Mi pariente y amigo José Riverola Sanz, un día del año 2010, en una de nuestras charlas sobre cosas antiguas y de historia, me dijo que en unos peñones cercanos al pueblo había una tumba excavada sobre uno de los peñones, pero no podía decirme con exactitud en cuál de ellos.
El Día 18 de agosto de 2010 a las diez de la mañana con un sol abrasador, partí del pueblo atravesando unos campos y la carretera de Peraltilla-Azara.
Al llegar al lugar indicado me encontré con tres cadenas o sierras de peñones que en dirección Sur-Norte, una a mi izquierda  (occidental), otra en el centro y la otra a mi derecha (oriental). Las cadenas o sierras de peñones estaban separadas por eriales llenos de arbustos, aliagas, carrasquizos y otros matojos que dificultaban el deambular por ellos.


El dilema era,  en cuál de las tres sierras y peñón se hallaba la tumba. Opté empezar la búsqueda por la occidental, pero no encontré nada de particular. Después exploré la sierra central y aquí encontré ciertos vestigios: Un pocillo de boca circular de unos 40 cms. de ancho y semiesférico de unos 25 cms. de profundidad. A unos pasos del pocillo y en el lado oriental del peñón  unos escalones tallados en la piedra formando una pequeña escalera. Terminé de explorar el peñón sin hallar otros vestigios. Descendí del peñón por los tres escalones tallados en la piedra.

Al pasar por el erial que separaba el peñón central con el oriental, encontré unos fragmentos  de cerámica rosácea procedentes de cántaros u otra clase de vasijas, quizás podía tratarse de cerámica Sigilata romana o Sigilata Hispánica-romana. Hallé también unos fragmentos de ladrillo (raro) que posiblemente eran del tipo al que algunos arqueólogos llaman “burro” o tegulae (tejas). Unos metros más adelante hallé unas ruinas y el arranque de unos cimientos que podían proceder de algún edificio.

 Por último me subí a la sierra de peñones oriental, en el último peñón, por  fin, hallé la tumba susodicha situada en la cima, llana y un poco inclinada. La tumba está orientada con la cabecera al sur aprovechando la orientación natural del peñón. Cerca dela tumba también hay unos pocillos de boca circular y semiesféricos muy similares a los hallados en la sierra central, este pocillo llamó mi atención, pues tiene una particularidad, del borde más bajo de la boca salía como un canalillo como para desaguar el líquido sobrante, podía tratarse del pocillo de los sacrificios donde se recogía la sangre de los animales que sacrificaban para ofrenda de los Dioses, y por el canalillo saliera la sangre sobrante.

 


 La tumba por su forma, es una tumba “antropomorfa”. Tumbas que se hacían en piedra, para enterramientos de personas importantes.
La palabra antropomorfa viene del Latín antro   (hombre) y promorfos (forma) que significa  que tiene forma de hombre. Tiene una  forma ovalada por la parte superior y se va estrechando hacia los pies.

El origen y antigüedad de estas tumbas es incierto, los eruditos en la materia discrepan si son: Prerromanas, romanas, visigodas, paleocristianas, árabes o de época medieval.

Otros especialistas creen, que estas tumbas se integran en una cronología entre los siglos VII y XI,  si esto fuera cierto podíamos suponer que la tumba que nos ocupa es de tiempos de los árabes, aunque también podía ser mucho más antigua y venir de tiempos de los romanos o visigodos.

Otro día con José, fuimos a ver la poza de la Lera de Algayón y por lo que allí vimos creo que también hubo algún asentamiento humano. La poza y el canalículo para recoger el agua, estaba hecho por la mano del hombre y en la cima de la peña también se veían vestigios hechos por humanos. Pero lo que más llamó mi atención es una piedra  cortada  a pico por donde parecía pasaba un camino, y según me contaba José en las paredes se veían unas rayas hechas por rozamientos de carros, en ese momento no pudimos verlas porque había crecido un árbol y estaba lleno de zarzas y  maleza. También me contó que cuando araban en su finca, que está junto a la peña, hallaban trozos de cerámica.

Recuerdo que de niño mi padre y mi hermano  Mariano me contaban que en Peña Mora de la Lera de Algayón, había una cueva a la cual se entraba, a cuatro gatas, por una entrada muy pequeña y que dentro había como una habitación.

Todo nos lleva a pensar y creer que en todo el valle de Alfeche en la margen derecha del Barranco de la Clamor,  y por tanto en Peraltilla, hubo vida y asentamientos humanos desde hace cientos de años.

Alfredo Coronas Nadal
Agosto de 2015